Saturday, April 24, 2010

Pan o leche o sellos

Cuando era niña, me aburría mucho, especialmente durante las vacaciones de verano. Frecuentemente, mis amigos Ashley, Billy, y yo les preguntábamos a nuestras madres si necesitaban algo de D&W, la tienda de comestibles cerca de nuestras casas. Normalmente nos pedían pan o leche o sellos u otra cosa inconsecuente. Y así nos divertiríamos por una hora.

Nos reuníamos en frente de mi casa. Traíamos las bicicletas, y embarcábamos por nuestra calle, Kusterer Dr. Montábamos la cuarta milla de nuestra calle, y al fin había un hidrante de incendios a la izquierda. Subíamos este hidrante por las mañanas cuando esperábamos el autobús escolar. Por el otro lado de la calle, había unos árboles, un poste de luz, y una señal de pare. Estos monumentos servían para crear los límites de los juegos de “corre que te pillo” que también jugábamos mientras esperábamos el autobús.

Para continuar a D&W había que cruzar Leonard St. Directamente derecho había un hogar para personas con discapacidades. Los coches tenían que doblar a la izquierda y tomar Leonard St., y después doblar a la derecha para tomar Walker Village Dr. para llegar a D&W. Sin embargo, en nuestras bicicletas podíamos detenernos delante del hogar de discapacidades. Había una acera que corría detrás del edificio, una acera privada que siempre iniciaba un sentimiento de estremecimiento y travesura cuando la tomábamos. Pedaleábamos rápidamente en la acera, deliberadamente evitando una mirada en las ventanas de los hogares. Al fin de la acera había una puerta de madera, y cuando salíamos de la puerta entrábamos en el aparcamiento inmenso y vacío de D&W. Siempre era necesario montar en círculos en el aparcamiento antes de entrar en D&W; competíamos en carreras, montábamos sin manos en el manillar, y practicábamos cualquier otro truco en el inmenso espacio vacante.

Cuando finalmente decidimos continuar a D&W, parqueábamos las bicicletas en el estacionamiento de bicicletas al lado del edificio. El acto de comprar la cosa querida era lo menos interesante del viaje.

Cuando salíamos, ocasionalmente nos entreteníamos en visitar los cisnes y patos en el estanque que estaba por el otro lado de Walker Village Dr. Teníamos que levantar en el puerto, no demasiado cerca de la orilla, porque los cisnes son aves feroces y dada la oportunidad, nos morderían.

En vez de ir al estanque, a veces íbamos a la gasolinera cercana para comprar helados. Sin embargo, era muy difícil comer helado y montar la bicicleta simultáneamente, y no los hacíamos mucho.

Después de visitar los cisnes o comprar helado, teníamos que darnos prisa, porque nuestras madres estarían esperándonos. Nunca les diríamos que nos habíamos apartado del estanque, porque solamente teníamos permiso para ir a D&W. Normalmente el paseo se transformaba en una carrera; yo siempre ganaba, porque era muy competitiva y mis amigos eran más flacos que yo.

Y después de regresar y dar lo comprado a la madre correspondiente, ya teníamos que buscar otro entretenimiento para el resto del día.

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