Wednesday, March 10, 2010

MJD Día #6

Hoy fue un éxito en cada sentido de la palabra. Participé en el equipo de construcción en las montañas, y René fue a la clínica en vez de Bridget y yo. Eso me impactó mucho, porque sé que a él le gustó mucho trabajar en las casas, y así sacrificó para nosotros. Estoy muy agradecida con él.


Montamos a las montañas en la caja de la camioneta. Fuimos siete: Nolan, Mike, Bridget, Kristen, Dilenia, Ricardo, y yo. Nos reunimos con Alex, el coordinador dominicano para la misión, y varios otros voluntarios dominicanos al pie de la montaña. El paseo era buenísimo; la naturaleza de este país es increíble. Hay montañas por todos lados, y muchos árboles y flores diferentes. Todo es verde, y el cielo siempre es de un azul muy claro con pocas nubes durante el día. Yo quería pararnos cada dos minutos para sacar más fotos de todo. También es muy interesante ver a las personas de cada pueblo. Todos son vitales, caminan, conducen las motos, barren, se sientan es sus porches, charlan, bailan, tocan música, cocinan, venden, compran...viven casi complemente afuera. Es una sociedad muy social y viva y amable. Cuando estaba en México, se hubiera dicho “Hola, ¿cómo está?” a una persona el la calle y me habría dado una mirada de reproche. Aquí, yo se lo digo y siempre me sonríen y me responden con un “hola” u otra respuesta igual.


En la montaña, teníamos que cruzar un río pequeño antes de ir a las casas. Para los nativos es fácil, casi natural, con gracia, por una piedra a otra. Claro que sí, me caí al cruzarlo.


Caminamos por más o menos una milla arriba antes de llegar al pueblo. Nos separamos en dos grupos y fuimos a dos casas diferentes. Mi grupo tenía que cruzar el río otra vez para llegar a la casa que íbamos a pintar, la de Lourdes. Pasamos unas tres horas pintando su casa. La diferencia fue increíble. Lo que es más increíble es el tamaño de las casas en estos pueblitos. En la casa de Lourdes viven tres personas, y yo estimaría que viven en no más de 200 pies cuadrados.


Comimos el almuerzo en la escuela, la que es simplemente un cuarto. Después, pintamos otra casa con el otro grupo. En total pintamos 3 casas y se instaló un piso de cemento en otra casa. Nos divertimos mucho, y a mí me gusta conocer a tantas personas felices. Siempre nos ofrecieron más comida, y refrescos, y su café delicioso. Está fresco (cultivan su propio café) y lo mezclan con azúcar y canela. Todos nos miran cuando pintamos, y muchos deciden juntarnos en el trabajo. Es mil veces mejor que trabajar en la clínica, y me alegro que pueda regresar mañana y viernes.


Esta noche el Padre Joaquím dio la misa, y después de cenar fuimos a la playa otra vez para la reflexión en la oscuridad. Allí, cuando estábamos discutiendo nuestras experiencias más notables del día, Dilenia nos dijo que a ella se consuela con saber que nos divertimos tanto en ayudar a la gente, y ella me dijo que yo le recuerdo a ella misma, porque hablo tanto y en español, y ella me dijo que ella me ve como una hermana. Me tocó mucho, pero siempre pienso que no soy una chica muy extrovertida ni una persona con la que se puede relacionar mucho. La gente aquí es la gente más amorosa y más encantadora que he conocido. Será difícil salir este fin de semana.

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